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martes, 3 de febrero de 2009

Experiencia de un trekker por los alrederores de las cuevas




Estuve explorando campo a través por la zona de la cueva del Gorgocil (sumergida bajo el embalse), y encontré varias cavidades... y sólo una cueva cueva.

-Covaticha de la Encina. Se abre a 5 metros sobre la pared de un farallón. Es una entrada en túnel ascendente de escaso recorrido (unos 3 metros) desde cuya base crece una enorme encina en horizontal. Las mismas ramas de la encina que caen hacia abajo sirven de agarre para trepar hasta allí. Había un pequeño murciélago como inquilino.

-El queso gruyer. Pequeños agujeros intercomunicados entre ellos y con otros que se abren al abismo. Se encuentran en un farallón muy llamativo que se despega de la ladera. Por el más cercano a la tierra firme no me metí, era tan estrecho como los otros pero se me hizo más siniestro, a pesar de que corría aire. Ideal para nidos de buitres, si no fuera porque se puede trepar hasta ellos.

-Guarida del barranco. Se encuentra junto a un cauce seco que da para explorar más, pues presenta bastantes indicios de karst, incluso formaciones calcificadas en el exterior y pequeños huecos con mini-estalgmitas húmedas. La entrada es un laminador que desemboca en una cámara más amplia, que no parece continuar. Ideal para la guarida de un lince.

Y la mejor de todas:

-La cueva tapada. La boca se halla a 7 metros de altura en una pared. Aunque no soy el primero en entrar y tendrá su nombre anterior, de momento la llamo así porque si bien me veía capaz de trepar hasta ahí, no tenía tan clara la bajada, hasta que miré por otro lado y, apartando unas ramas secas -que parecía puestas a propósito para ocultar esa vía- obtuve una alternativa con más irregularidades. (Como siempre digo, el que una pared se pueda trepar de forma segura no implica que luego se pueda destrepar con la misma seguridad, y a la inversa)

La boca no se ve desde abajo, sólo se insinúa un remetido, pero yo iba en plan peinar la zona (es mi segunda excursión de rastreo por ahí, poco a poco, que hay mucho karst en el embalse). Tras la trepada, alegría, se abría en el remetido lo que parecía una sima-embudo, pero que resultó ser un pozo fácil de destrepar.
Es una cueva húmeda y arcillosa, laberíntica y descendente, aunque gracias a la estrechez y poca altura de los pozos, todos eran destrepables sin cuerda, empotrándote en las paredes y aprovechando irregularidades. Desde luego que esta cueva ha sido ya visitada, se encontraban cordeles como de hilo de pescar por doquier; cordeles que supongo los habrá ido extendiendo alguien para no perderse, como el hilo que Ariadna dejó a Teseo en el laberinto.

El término grotesco viene de gruta, y esta cueva era desde luego muy "grutesca", manchas pétreas sinuosas, pequeños huesos, trozos de madera húmeda, signos de hogueras, rastros de gotitas rojas- supongo que de cera de velas-; en una sala a la que se accedía a través de un ventanuco, especialmente bonita por la abundacia de formaciones, había algunas velas gastadas.

Dándole a la imaginación, se te pueden ocurrir cosas como que allí se han realizado rituales espiritistas, que han vivido cavernícolas y desde luego que alguien ha hecho noche... o barbacoas.
También podría llamarse "La cueva macabra".

Desde la base del primer pozo de entrada, salían en "Y" dos pasillos muy estrechos que terminaban rápidamente en otros dos pozos. Sólo exploré uno, aunque supongo que el otro desembocará en la misma zona. Por otro lado, la cavidad está llena de gateras y agujeros entre bloques; es para volver con más gente y trillarla. Estoy seguro de que tiene por ahí salas más grandes, porque escuché murciélagos pero no los ví. En la primera exploración vas un poco a lo seguro y te dejas muchas cosas.
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DÍAS DESPUES



El Martes salí de madrugada con intención de terminar de explorar la cueva que encontré junto al embalse de Beleña a principios del verano.
El segundo pozo era más fácil que el primero y desembocaba en la misma sala, sólo que en una repisa superior. En fín, completé el mapa incluyendo una gatera muy estrecha por la que soplaba aire, un túnel que estoy seguro que comunica con el exterior por un pequeño boquete; no pude comprobarlo porque ya dejé de caber, pero en el tramo final había formaciones muy blanquecinas y calcificadas, del mismo tipo que pueden verse en hoquedades próximas al exterior.
casi que no descubrí nada nuevo; los agujeros que me había dejado de la otra vez terminaban desembocando en salas ya conocidas a distintos niveles.

Seguí explorando los riscos exteriores y encontré una segunda cueva grande, de boca redondeada. La cavidad se adentraba de forma descendente y en forma de laminador: un túnel estrecho y ganando altura, hasta llegar a un primer pozo, fácil de salvar haciendo oposición en las paredes y rebozándote en el guano acumulado al otro lado. Más adelante ese piso terminaba en una cornisa con vistas al piso inferior, a una altura imposible de salvar. Me iba a ir cuando al fondo del primer pozo ví un trozo de madero colocado así como de apoyo para trepar, y el hecho de que alguien hubiera bajado eso sin cuerdas me animó a hacerlo también, empotrándome contra las paredes.
El piso de abajo constaba de una sala de gran altura y muy irregular, de la que salían tunelillos pequeños, y uno principal más grande, que seguí hasta que se cegó.
Me decepcionó esta cueva: poco laberíntica y ninguna formación de interés.

Luego seguí bordeando el embalse, tomando nota de las cavidades que se veían en la orilla de enfrente, y algunas de mi mismo lado. Pero estaba ya tan matado que no tenía fuerzas para subirme a los riscos a indagar.

Para regresar decidí tomar la línea recta y acabé entre jaras y pinchos, matao matao, con un solazo de muerte y sin agua... y además apestando a guano; se me pegó a la ropa y la piel ese olor que es una mezcla entre gas y pimientos. Sí, luego llovió, pero cuando ya estaba de vuelta en Madrid.

La zona está plagada de desconchones kársticos y en el interior de los montes sin duda debe de haber grandes cavidades, muchas no accesibles. Pero por ahora, doy la zona por finiquitada, aunque pueda encontrar más cuevas, son cuevas feas, con razón no son conocidas, salvo el Gorgocil, que es la única que tiene algo vistosillo en el interior. (miento, cuando venga el frío volveré al ataque con más fuerzas)

Primer pozo de la segunda cueva. Se puede ver el palitroque en el fondo, y la mancha de guano en la repisa inferior del otro lado.

Piso inferior de la segunda cueva. Todo roca, nada de interés.

Bordeando el embalse, ahí en frente está la boca de la cueva del Gorgocil... bajo las aguas.

Curiosa esa boca, accesible sólo descolgándose o asegurándose con cuerdas me temo.

Al final del redil inundado tiene pinta de haber una cavidad tras la gran roca.
...
http://herel222.blogspot.com

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